Mi intención entonces era promover el debate público sobre este “modelo” de estabilidad autoritaria, advirtiendo no solo sobre la falta de viabilidad y sostenibilidad a largo plazo de un régimen personalista –el Estado-Partido-Familia, sostenido en los pies de barro de la centralización, el nepotismo, la represión y la corrupción– sino también sobre el oneroso costo de oportunidad que representaba para la economía nacional la carga de la corrupción. Vale la pena releer hoy esas líneas y las de mis colegas, unos pocos, pero respetados periodistas, economistas, politólogos, e investigadores nacionales y extranjeros,que cuestionaron el “modelo”, no tanto porque el análisis tenga algún mérito predictivo particular –que nunca fue esa su pretensión– sino porque ahonda en lo mucho que queda por hacer para desmantelar el corporativismo que se tambalea con el sistema político que lo engendró, y que debe ser sustituido por un sistema de gestión económica bajo normas democráticas y transparentes.
Abstract:
Publication date:
May 25, 2018
Publication type:
Blog Entry